Posteado por: vilares | 14 junio 2010

Ventaja Verdadera


Después de ventajas morales, de robos de factor-cancha y demás aspectos más o menos tangibles, hoy los Boston Celtics han tomado por fin la iniciativa en el marcador de la final de la NBA. El 92-86 de hoy es un 3-2 que deja la serie en una situación poco habitual en las NBA Finals. En los últimos quince años, el equipo que partía con el factor-cancha en contra, sólo llegó al sexto partido con un 3-2 a favor en dos ocasiones: primero lo hicieron los Bulls de Jordan, en 1998 contra Utah Jazz, y resolvieron en el sexto encuentro en un final que forma parte de los libros dorados de la historia del baloncesto; el otro caso son los Miami Heat de 2006, que se presentaron en el sexto partido en Dallas con una victoria de ventaja y también sentenciaron el campeonato sin esperar al séptimo.

Junto al inicial, el partido de hoy ha sido el más desequilibrado de toda la serie. Los Celtics han jugado mucho mejor que los Lakers durante los 48 minutos, pero, pese a su superioridad manifiesta, nunca han pasado de los once puntos de ventaja. Kobe Bryant ha completado una actuación primorosa que ha servido para que los Lakers no viajen a Los Angeles pensando en lo lejos que se quedaron de los Celtics en el último partido o en la contundencia del marcador. Hoy los Lakers no se han llegado a marchar del partido, por muchos méritos que hayan hecho durante el mismo.

Lo cierto es que el partido de Los Angeles Lakers ha sido tristísimo. El inicio ya indicaba muchos problemas en ataque estático, sin conseguir las ventajas que necesitaban en el interior, sin fluidez en la circulación de balón y, salvo Fisher, con poco acierto en los tiros, normalmente bien defendidos. En esta fase del partido fueron los rebotes ofensivos los que mantuvieron a los Lakers en la brecha, sumados a las pérdidas de los Celtics. En Boston, Garnett y Pierce tomaron pronto la iniciativa, mientras Rondo buscaba las transiciones rápidas. La clave en este lado de la cancha ha sido Paul Pierce: el 34 de Boston ha realizado un partido excelente, con muchísimo acierto en el tiro de media distancia, dominando a sus defensores y hasta buscando las penetraciones. Cuando The Truth toma su papel como gran generador de juego de los Boston Celtics, su ataque estático adquiere una dimensión muy difícil de anular.

La tónica del partido no varió especialmente en el segundo cuarto. El banquillo de Boston volvió a aparecer con efectividad -lógicamente, sin ser tan determinante como en el cuarto- pero la superioridad de Boston no se transformaba en ventajas cómodas en el marcador. Fue en el tercer cuarto cuando alcanzaron las máximas, justo a la vez que Kobe Bryant, no muy acertado en la primera parte, iniciaba un antológico espectáculo de anotación: el escolta Laker anotó los primeros 19 puntos del equipo púrpura en el cuarto. Pongan el nombre de cualquiera de los equipos que mejor han defendido en la historia de este juego: ninguno habría tenido respuesta para esta demostración de talento. Es casi imposible buscar precedentes a la habilidad de Kobe para generarse espacios milimétricos sobre los que encestar suspensiones incomprensibles.

Pero éste no era el plan de Los Angeles Lakers para el tercer cuarto. Empezaron buscando situaciones de uno contra uno para Pau Gasol en el poste bajo, de la forma más rápida posible y casi continuamente. Gasol había tenido una primera parte discretísima y, con Bynum en la cuerda floja, para los Lakers era fundamental activar al español. Pau se llevó un tapón de Kevin Garnett en el primer uno contra uno que se jugó y, si su actuación ya había empezado mal, terminó peor. Su tercer cuarto fue lamentable y el motivo principal del Kobeball. A la vez, su partido ha sido un reflejo de lo que ha sido la actuación Laker este domingo. El mejor partido de Bryant en la serie ha coincidido con el peor de los Lakers, y esta vez no parecen hechos relacionados.

En Boston todas las piezas han funcionado, aunque ninguno lo haya hecho con la excelencia de Pierce. Allen ha estado buscando y encontrando por la zona a Derek Fisher -durísimo el duelo que están manteniendo estos dos en cada partido, bloqueo tras bloqueo-, Garnett ha vuelto a anotar con cierta facilidad en el poste bajo y Rondo, pese a muchos errores en la ejecución (siete pérdidas de balón), ha llevado bien el ritmo del choque y ha atacado convenientemente el aro. Su contribución decisiva fueron dos robos de balón consecutivos y un increíble palmeo en rebote ofensivo que parecían dejar el encuentro cerrado; a la postre, no se terminó hasta que el propio Rondo anotó una canasta maravillosa en el último minuto, con recepción footballera de Pierce para asistir casi fuera del campo a la ejecución eléctrica del base bajo el aro. Difícil imaginar una manera más bella de salir de una presión a toda la cancha.

El martes tendremos sexto partido. Los Celtics llegan con la ventaja en el marcador, con el precedente de 2008 y del segundo partido, y con dos oportunidades para ganar el título; los Lakers cuentan con dos partidos en casa para ganar el anillo. Boston tiene en esta postemporada un espectacular balance de seis victorias y cuatro derrotas lejos del Garden; los Lakers han ganado nueve de los diez partidos que han jugado en el Staples en esta temporada. Los Celtics han ganado las once finales que han llegado a liderar 3-2; Phil Jackson ha ganado las 47 series en las que sus equipos han ganado el primer partido. Tanto en la cancha como en los papeles, los dos equipos ofrecen razones de peso para justificar cualquier desenlace.


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