Posteado por: vilares | 10 junio 2010

El tercer partido en cinco puntos

  • Fisher llegó a tiempo de salvar el ataque Laker

En un partido tan espeso, los ataques sufrieron mucho ante las defensas, que se impusieron. Los Angeles Lakers nunca han vuelto a atacar con la misma fluidez de algunas fases del primer partido de la serie, aunque se las hayan apañado para ganar en el tercero. El plan era el de siempre: balones interiores más Bryant más las pautas del triángulo de Winter. Los Celtics aprendieron la lección del primer día y ahora ya no conceden recepciones fáciles a Gasol y Bynum en el poste bajo, igual que cierran espacios en el interior dejando algo más libre el exterior. Jugar en casa ayudó a que los Celtics pudiesen defender mejor por dentro; el nivel de contactos permitidos siempre sube, por mucho que el arbitraje sea tan extraño como en esta final.

Los Lakers encontraron un gran ritmo anotador a mediados del primer cuarto. Los postes eran capaces de recibir, pero no se anclaban en el poste bajo, sino que se abrían un poco para permitir cortes desde el lado débil que resultaron muy productivos. Además fue un periodo en el que Boston sufría mucho en ataque estático y posibilitaba que los Lakers pudieran correr de vez en cuando, un detalle que agradece mucho el equipo de Phil Jackson. Cuando esta racha acabó, Kobe fue el que mantuvo la consistencia de su equipo, con una racha inspirada de tiro exterior. A Bryant le cuesta más penetrar conforme avanzan las series. Probablemente defender a Rajon Rondo tenga que ver en el desgaste.

Pese a que también tuvo unos buenos minutos en el tercer cuarto, Kobe se desfondó en el último periodo. Tiró muy mal, no buscó alternativas a sus tiros y el equipo tampoco se las ofreció. Entonces apareció Derek Fisher y ganó el partido para Los Angeles con un movimiento muy sencillo: bloqueo directo entre él y Kobe. Boston tendía a no cambiar el defensor en estas jugadas, lo que concedía a Fisher un espacio decisivo para que pudiera avanzar y crearse un tiro de media distancia. Y estuvo infalible. Una vez que los Celtics empezaron a cambiar la defensa en el bloqueo, Kobe se quedaba defendido por Rajon Rondo, con la ventaja de altura consiguiente. Entre esto, Odom y el rebote ofensivo, los Lakers se llevaron el partido.

  • No Pierce, no Allen, no Fun

En el primer minuto del tercer partido, Kevin Garnett ya había anotado los mismos tiros de campo que en el partido anterior completo. Un grandísimo movimiento en el poste bajo ante Gasol y un contraataque finalizado en alley-oop hacían que el Garden entrara en combustión y que KG luciese como el jugador que ganó el MVP en 2004, o, sin ir más lejos, como el que ganó el anillo en 2008. Durante todo el partido, Garnett estuvo inmenso: bailaba con Gasol en el primer paso hasta que se vencía y atacaba el aro, donde se las apañó bastante bien para finalizar enfrente de Andrew Bynum. Y además continuó siendo una amenaza desde la media distancia. KG fue la única constante del ataque céltico.

En el fulgurante inicio, Boston pudo correr y aprovecharse de la calidad de Rondo a campo abierto, uno de los argumentos ofensivos más importantes del equipo de Rivers. Pero después, cuando no pudieron correr, buscaron a Ray Allen sobre Derek Fisher, exactamente como en el segundo encuentro, y se encontraron trece tiros fallados de trece tiros intentados. Sugar Ray estaba negado: no era sólo que fallase tiros habituales de tres, sino que también fallaba otros lanzamientos cómodos desde distancias más próximas al aro e incluso finalizaciones en contraataque. Sólo tuvo un momento de inspiración: a final del tercer cuarto, sin que coincidieran Gasol y Bynum, comenzó a penetrar y asistir con éxito sobre los cortes de Davis y Tony Allen.

Sin Allen, el juego en estático de Boston quedaba sensiblemente lastrado. Si le añadimos la excelente defensa de L.A. sobre las líneas de pase y que Pierce siguió con su tónica de la serie, se produce el drama que presenciamos en el tercer partido. Pierce no ha estado en toda la final. Ron Artest le está defendiendo bien, pero no es excusa: en la primera parte del martes, jugó muchos minutos contra Luke Walton con el mismo resultado. Está teniendo problemas para recibir el balón y, cuando lo consigue, no puede sacar ventajas. Al menos en el último partido funcionó su tiro de tres puntos. Todos sospechamos que Paul Pierce reaparecerá en algún momento de la serie, igual que han hecho Garnett y Allen, pero ya han pasado tres partidos y seguimos esperándole.

  • Banquillo contra banquillo

Los suplentes de Boston Celtics cobraron protagonismo especial cuando llegó el final del tercer cuarto. Tony Allen, agresivo en su juego con balón hasta el exceso, y Glen Davis engancharon unos minutos de gran aportación ofensiva. Allen encontró el camino hacia el aro con soltura, además de realizar un enorme trabajo en la defensa sobre Kobe Bryant. Realmente representaron una renovación imprescindible para el ataque estático de Boston; justamente, todo lo que se le puede exigir al banquillo de un equipo campeón. Además, Rasheed Wallace defendió bien las líneas de pase sobre los interiores y, aunque no estuvo acertado, abrió un poco el campo en ataque. E incluso Nate Robinson tuvo un momento destacado como desatascador.

Pero, por el otro lado, Lamar Odom llegó a la final de 2010. Su partido empezó con un triple convertido a tablero y terminó con una canasta importantísima en el último cuarto ganándole la línea de fondo a Big Baby. Un Odom enchufado es un elemento muy complicado de defender para Boston: es más rápido que todos sus interiores, es poderoso físicamente e incluso es más alto que algunos de ellos. Además, hizo que Davis trabajase mientras subía la pelota. Sólo con su aportación -Walton y Brown tampoco jugaron mal-, el duelo de banquillos quedó lo suficientemente compensado para que no fuera un elemento decisivo.

  • La exigencia de la postemporada

En este tercer partido, hubo varios jugadores muy importantes de ambos equipos que no estuvieron a su mejor nivel. Más en particular, hubo dos que, aunque no jugaron mal, no estuvieron tan presentes como su equipo estaba acostumbrado. De hecho, el adjetivo que les define es intermitentes. Hablo de Pau Gasol y Rajon Rondo. Gasol no desequilibró en ataque tanto como en los dos partidos de Los Angeles, aunque pasaron muchos balones por sus manos y siguió siendo una importante fuente de juego para el ataque de Los Angeles; en defensa, hubo momentos en los que se vio totalmente superado por Garnett, casi sin poner oposición, mientras que en otras ocasiones hizo todo lo humanamente posible para parar al 5 de Boston.


Rondo inició el partido como una centella, tan activo como nos tiene acostumbrados y, sobre todo, atacando el aro. De repente dejó de hacerlo y se decantó por buscar constantemente a sus compañeros -Pierce y Allen, sobre todos-, sin castigar a un defensor (cualquiera que le pongan delante) más lento que él. Al inicio del último cuarto sufrió una especie de revelación y terminó por volver a buscar a su par, con notable éxito. Curiosamente, Rondo es el miembro de los Celtics que más minutos ha disputado en estos Playoffs y Gasol, el segundo que más lo ha hecho por parte de Lakers, prácticamente empatado con Bryant. Los dos están en torno a los 42 minutos por partido en la final.

  • Hogar, dulce hogar

A Glen Davis no le parecían tan altos los jugadores interiores de Los Angeles el martes, jugando en Boston. Big Baby se las apañó para hacer daño en la zona púrpura y, cuando no podía acabar en canasta, sacaba falta personal. No es que fuera imparable, pero su imagen contrastaba con sus esfuerzos titánicos para conseguir una canasta en el Staples Center. Por otra parte, Andrew Bynum, que llevaba una serie fantástica hasta la fecha, volvió a acusar sus problemas en la rodilla, transformados en problemas para finalizar las jugadas dentro de la zona céltica. No jugó mal, pero se quedó lejos de la suficiencia de California. Un detalle que muestra por qué se le da tanta importancia a jugar en casa en Playoffs.


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